
Hace mucho tiempo aprendí que los seres humanos nos equivocamos, cometemos errores casi todos los días de nuestra vida. Algunos errores son grandes otros menores pero al fin y al cabo todos son errores.
Aprendí también que no somos los únicos habitantes del planeta que nos equivocamos. Los otros animales también cometen errores y básicamente en la misma medida que nosotros. A algunos esto les cuesta la vida.
Esto lo aprendí formalmente en una clase con Humberto Maturana. Nadie como él para explicar como una trucha se equivoca cuando salta en busca de una mosca falsa en un anzuelo… bueno cuando se da cuenta, si es que se da cuenta, ya es tarde.
Lo que me gusto al aprender sobre los equívocos fue que, en la hora en que los cometemos no sabemos que nos estamos equivocando!! No!! Estamos convencidos que lo que estamos haciendo, diciendo o escribiendo era lo correcto.
Nunca nos equivocamos pensando: ah! Ahora si que me voy a tomar esta micro que justo no va para donde yo quiero. Nunca nos caemos en hoyos por el puro gusto de hacerlo.
O sea, y sin entrar en teoría, lo que nos pasa básicamente son dos cosas. La primera parte es que ya sea que fue por distracción o porque nuestro cerebro no distingue entre ilusión y percepción o porque en el momento en que tomamos la decisión estábamos convencidos que era la mejor opoción que podíamos tomar, igual nos equivocamos. Y la segunda es que siempre nos damos cuenta sólo algún tiempo después, claro, si nos diéramos cuenta a tiempo no nos equivocaríamos.
Entonces tengo dos preguntas:
¿Por que nos incomodamos tanto con los errores que cometemos?
Y la segunda,
¿Será que podemos cometer menos errores?
Pienso que aprender a aceptar nuestros errores nos ayuda a vivir un poco mejor y además nos ayuda a convivir mejor con los otros ya que aprendemos a aceptar también sus errores como siendo algo legitimo del diario vivir.
Erramos, nos equivocamos, nos damos cuenta algunas veces otras no. Si nuestro error afectó a otro, creo que es necesario pedir disculpas y ojalá que el o ella comprendan. Pero si estamos en la micro equivocada y nos damos cuenta, pienso que hay que levantarse, tocar el timbre y bajarse. No necesitamos llegar hasta la garita solo porque cometemos el error de tomarla.
Pd: me dedico este texto a mi misma, ya que por haberme equivocado o mejor dicho por haber tenido una ilusión ahora tengo un ojo morado. Ups!
2 comentarios:
Me encanto este escrito... Por cierto, donde consigues esas imagenes? Besos a ti también...
Gracias.
Las imagenes las busco en google o entonces mi hija me las busca no se bien donde, pero esta me la pasó mi amiga Paloma, sabes? esa de los cuadros lindos?
besos
Publicar un comentario