
Conversaba hace unos meses con una persona que había conocido hace poco tiempo y por pura casualidad un día ella vio una foto donde aparecía mi hermana.  La sorpresa fue enorme, no solo porque ellas dos, mi hermana y mi amiga se habían conocido hace muchos años, pero principalmente porque yo ni siquiera vivo en Chile, ni ella ni mi hermana viven más donde se conocieron.
Miles de kilómetros nos separan, tenemos una vida totalmente diferente, profesiones diferentes incluso edades diferentes, pero algo nos había unido
Lo mismo me pasó hace poco tiempo con otro amigo y la sorpresa fue igual, sin querer también terminamos comprobando, solo por comentar sobre un café, que el mundo es un pañuelo.
¿Ya les ha pasado algo asi?
¿Cuantas veces sin querer conversando en una fiesta o en una reunión se encuentraron con el amigo del amigo, del conocido de su amigo?
Algunos piensan que es el destino que nos une a los otros.   Que hay una suerte de conspiración cósmica que confabula para que terminemos encontrándonos.  Otros piensan que es pura casualidad y otros se hicieron más preguntas.
Hace unos treinta años Stanley Milgram quería probar una teoría llamada de “seis grados de separación”.que afirmaba que todos estamos de alguna forma conectados a otros por apenas cinco personas.
Milgran llamó su experimento de “Mundo Pequeño” afirmando que las personas estaban unidas por pequeñas cadenas o redes sociales y que a través de algunos nodos podríamos verificar la distancia entre unas y otras y además demostrar que esta era mucho menor de lo que imaginamos.
Pero como a los científicos les gusta seguir tratando y buscando respuestas a sus preguntas, vinieron otros que continuaron las investigaciones ahora utilizando la gran red.
Duncan Watts y Steven Strogatz decidieron realizar el mismo experimento pero esta vez utilizando la Internet.   Usaron  más de 60.000 voluntarios que se dispusieron a dar su nombre verdadero, su profesión, email y algunos otros datos a los investigadores al inscribirse en un site.  
Los investigadores les entregaban a seguir un “blanco” o sea, una persona que tenían que alcanzar y para hacer esto podían mandarle un correo a un amigo, un familiar o a quien les pareciera conveniente o que creyeran que podía acercarlos a esa persona.
A partir de este momento se contaba el número de personas que eran necesarias para que cada voluntario alcanzara su “blanco”.
¿Y adivinen que?
Comprobaron la hipótesis. En media, no eran necesarias más que 6 o 7 personas para llegar al “blanco”.
Estos estudios se utilizan para varios tipos de trabajos, matemáticos, físicos y hasta para la biología, yo prefiero pensarlos para el día a día.
Prefiero recordar todos los días que mis hermanas, mi hermano, mis hijos y sobrinos, mis primos, mis amigos, mis tías y tíos, mis compañeras y compañeros de trabajo e incluso mi amigo Paulo, el de la bomba de bencina, forman una red, mi red.  Y en esta red, cada uno de ellos, conoce a alguien que yo conozco o puedo venir a conocer algún día y también será parte de mi red.
Otra persona más, otro ser humano conectado a mí en esta gran red de seres humanos, a los cuales quizás un dia les necesite dar la mano.
Al final, pucha que es chico el mundo!!!
2 comentarios:
Y parece que cada día se hace más chico!!!
Como un pañuelo dice un amigo mio!
Abrazos y Feliz Año
Publicar un comentario