Hoy tembló. Como siempre sin avisar, sin mucho ruido, sintiendo muy despacio los primeros movimientos la tierra dijo: ¡¡Estoy viva!!!
Me sonrío, las otras miradas son serias.
Alguien se atreve y exclama: ¡¡Está temblando!!!
Los movimientos aumentan un poco. ¡¡que sensación diferente!!
Nada es estable, nada es para siempre y los temblores están ahí para probarlo.
-Ay! dice mi tía, ¿será que no pasa?
Y yo continúo sonriendo y pensando ¿que más da? Con los temblores no se puede hacer nada. Son los emisarios de nuestra pequeñez. Son los embajadores de la Tierra que vienen a decir: ¿crees que
controlas algo?
Eternos segundos, enormes como sólo suceden en temblores.
Caras asustadas, y yo sin poder sacarme la sonrisa al sentir el sillón moverse junto conmigo.
Silencio.
-Terminó, dice alguien
-No, dice otro
-Sigue
Pero no era más que su propio sismo interno que lo hacia continuar temblando.
Sonrío y recuerdo a Nietzche
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