El dolor que provocan todas las muertes, las muertes por cambios, por cambios de vida
donde al dejar atrás una vida conocida morimos un poco también y junto con nosotros muere un poco lo que dejamos atrás.
Las muertes de ciclos de vida, cuando con dolor nos damos cuenta que este ciclo se ha cerrado y tenemos que abrir otro, uno nuevo, desconocido.
Las doloras muertes provocadas cuando nuestros hijos crecen y dejan nuestros nidos vacíos.
El angustiante y largo dolor que sentimos por las muertes anunciadas pero nos da el
tiempo para despedirnos, para decirle cuanto lo queremos y cuanto sentiremos su falta.
El terrible impacto de la muerte sin aviso, ese que llega así de sorpresa y nos toma un día de domingo sin saber que harás ahora sin él.
La muerte diaria, la muerte de todos los días cuando cae el sol.
La certeza de que puedo morir hoy, tranquila porque realice mis sueños.
La alegría de no haber tenido deudas con él en vida, de haberle dicho todos los te amos, todos los te quiero, todos los no quiero, todos los quiero, todos los si, todos los no.
La alegría de haber escuchado todos los te amo hasta el ultimo minuto de su vida.
No es la muerte la que duele.
Duele no escuchar nunca más el sonido de sus palabras. No escuchar sus pasos, la llave en la puerta.
Son muchos los dolores de la muerte y son muchas las muertes que he vivido en vida.
Pero aun así, bienvenida sea la muerte si es para una nueva vida.
Bienvenido sea el dolor si fue para haber vivido todo lo que viví
Bienvenido sea por haberme dejado soñar todo lo que soñé.
1 comentario:
Quisiera poder vivir lo suficiente, hasta alcanzar la certeza que tienes en este momento... sentirme realizada...
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