
Dice el tango que 20 años no es nada y que el tiempo pasa veloz, pero si vuelvo 30 años atrás, las vivencias se acumulan aún más. Volver 30 años me han significado un sin fin de añoranzas y buenos recuerdos muchos de los cuales no tendría si no fuera por la ayuda de buenas amigas que están ahí para rehacer contigo el camino de vuelta.
Hace 30 años salimos del colegio, felices de la vida por terminar esa etapa.  Felices por que no tendríamos que usar mas el horrible jumper hasta las rodillas y que algunas más creativas se las arreglaban para acortarlo a la salida del colegio con camuflados cinturones.  Felices por que no tendríamos que asistir nunca mas al acto patriótico todo santo lunes desde que por motivos ya conocidos esto apareció en nuestra rutina.  Felices porque nunca más estudiaríamos aquellas cosas que nos parecían totalmente inútiles para nuestra vida.  Felices por que teníamos buenas amigas y eso sería para siempre. Felices por que a esa edad teníamos toda la vida por delante y era seguro que conseguiríamos todo lo en ese momento soñábamos.
Treinta años se pasaron desde esos felices días y la vida en estos treinta años fue como tenia que ser.  Una vida, que si en algunos momentos fue un soplo en otros se encargo da blanquearnos la sien.
Nos encontramos todas hace algunas semanas después de 30 años en una gran fiesta.  Éramos más de 100 mujeres felices de encontrarnos otra vez.  Felices de escuchar como fue la vida de cada una en estos 30 años, felices de saber los logros alcanzado y tristes al conocer los episodios que nos habían dejado marcas.  Felices de estar juntas de vuelta al colegio que nos vio crecer y transformar en las jóvenes felices que salimos y ahora nos veíamos como mujeres felices y nostálgicas por estar en sus pasillos de nuevo.
El encuentro fue marcado por una pregunta constante ¿Cómo estas? y la respuesta fue, la mayoría de las veces, verdadera.  Como de verdad estábamos, como sentíamos que había sido la vida en estos últimos años.  Y con esa cualidad que caracteriza a las mujeres, historias de vida completa se podían contar en menos de 5 minutos.  Éramos demasiadas, queríamos conversar con todas.
Me di cuenta que no importaba cuantos títulos algunas podíamos o no tener, cuantos hijos o nietos podíamos mostrar orgullosas en fotografías, cuantas carreras de suceso o cuantas historias de fracasos, cuantas empresas, trabajos, casas, cuantos maridos, pérdidas o separaciones, cuantas penas o alegrías.  Al final seguíamos siendo las mismas que un día dejamos el colegio.
Las mismas por un lado pero diferentes por otro.  Diferentes porque aprendimos durante la vida, en estos 30 años, que la felicidad se construye día a día y que tenemos que buscarla.  Aprendemos que mucho de lo que estudiamos si nos sirvió para la vida e incluso decidimos aprender un poco más.  Aprendemos que la amistad se cultiva así como el amor.  Descubrimos que reencontrarnos con el pasado con el calor y la alegría de un encuentro como el nuestro nos deja un gusto dulce y nostálgico de una época donde éramos felices y ahora lo somos por vernos y preguntarnos ¿Cómo estas?  
Y lo mejor…sabiendo  que hay muchas que quieren saber de verdad como estás y como lo has pasado en 30 años.
4 comentarios:
Hermoso hermoso. NO dejes de publicar. Desde Uruguay te mando un abrazo esperando más!
Gracias Pamela,
te mando un abrazo desde Brasil
Ó Brasil, un amor grande como un país!. Cuando vuelvas cuéntanos TODO!!
Muy bonito...
Publicar un comentario