Cuando camino por las calles me detengo a mirar sin ningún recato tres cosas, los niños, los perros y los camiones.Desde niña estos enormes carruajes ejercían su encanto en mí, siempre soñé en tener uno, manejar uno bien grande, rojo o no, mejor negro. Bueno puede ser de cualquier color pero tiene que ser grande y con nariz.
Si, definitivamente tiene que tener capó. No puede ser de esos camiones de cara achatada que parece que algo les esta faltando, como esas personas de nariz tan chico que me recuerdan algunas razas de canes. Para canes está bien, pero no para camiones ni para personas.
Mi camión tiene que tener una buena nariz, que demuestre bien su personalidad.
Y si es posible - y claro que lo será por que el camión es mió - tendrá también esos sombreritos en el techo de la cabina. Esos que hacen una curva para atrás. No me imagino para que sirven, pero se ven tan lindos con ellos, tan elegantes y altivos, tan bien vestidos que los que no lo tienen perece que andan de sport.
Mi camión también tendrá algo pintado en las puertas. Todavía no se bien que, pero así que lo decida la pinto.
Y sin duda alguna también tendrá una frase pintada en el parachoques trasero – como me gusta leer las frases de los parachoques!
Así, manejando mi camión, mirando el paisaje desde esa altura, en alguna carretera del mundo sabré con orgullo que los otros vehículos al pasar por mí leerán tal vez sin entender mucho:
“ … y con esta bellecita otro sueño realiza”
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