
Y cuando un día me preguntó la vida: ¿Para qué es la sabiduría? Yo respondí presuroso: Ay, sí! ¡la sabiduría! Sediento está uno de ella, y no se sacia: mira uno a través de los velos; quiere apresarla a través de una red. ¿Es hermosa? ¡Que se yo! Pero hasta las carpas más viejas se dejan apresar por ella. Es veleidosa y testaruda; muchas veces la he visto morderse los labios y enmarañarse el pelo con el peine. Quizás es mala y falsa y mujer en todo; pero cuando habla mal de si misma, es cuando más seduce.
Cuando dije esto a la vida, se rió malignamente y cerró los ojos.
¿Pero de quien hablas tu? dijo- ¿Será por ventura de mi?
F. Nietzsche
Así Hablaba Zaratustra
Así Hablaba Zaratustra
¿Alguna vez has querido ser otra persona: ¿Un superhéroe o heroína, un artista de cine, un gran científico o un premio Nóbel?
Bueno, yo si lo he pensado, y si pudiera escoger sería por lo menos por algunos días Lou Andreas Salome. Quizás escogería ser ella por algunos años sólo para descubrir como con su espíritu libre consiguió conquistar los corazones y mentes de tantos hombres increíbles, como con su belleza y su intelecto, siempre dialogando de igual para igual con los mayores filósofos, poetas y estudiosos de su época, en un tiempo donde sabemos que esto no era así consiguió ser escuchada.
Lou Andreas Salome era una mujer que vivía la vida y esa era su filosofía mayor. Vida es la palabra que mejor la describe, vida que ella vivió más allá de su tiempo.
Cuentan que cualquier hombre que se enamoraba de ella después de nueve meses paría un libro. Ella era una musa, es cierto, pero no una musa pasiva que se satisfacía sólo con inspirar grandes libros y poemas, Lou también producía y mucho de lo que sabemos de ella se debe a lo ella misma nos cuenta.
Nació en San Petesburgo el 12 de febrero de 1861. Única mujer entre cinco hermanos fue educada con todo el lujo de la corte Rusa. Extremamente protegida y mimada por su padre Gustav, consejero del czar que ya tenía 53 años cuando ella nació, aprendió en su juventud a tomar contacto con las corrientes filosóficas y literarias de su época. Desde niña ya era diferente, pelo corto y crespo parecía más un niño. Solitaria e independiente buscando siempre un espacio para su mundo imaginario. En la adolescencia ya demuestra su espíritu crítico con su actitud escéptica frente a la religión, hasta conocer a Hendrick Gillot, su primer amor. Él era 25 años mayor que ella, casado y con hijos. Fue su guía espiritual y profesor. Como irá a ocurrir muchas veces en su vida, Gillot se enamora perdidamente de Lou y le pide que se casen pero ella lo rechaza. Para ella la libertad es más importante, huye, quiere estudiar, se va a Zurich donde estudia Lógica, Metafísica e Historia de las Religiones. Pero su salud es frágil y necesita de un buen clima para sentirse mejor y será en Roma que conocerá a Paul Ree y un poco después a su amigo Friedrich Nietzsche. Pasan horas conversando en encuentros filosóficos y como era de se esperar, ambos se enamoran de ella. Pero moderna como era, les propone vivir juntos, sin sexo, apenas compartiendo la amistad y el amor por los libros. Llamaron a esta trilogía de “santísima trinidad”.
Por Nietzche Lou siente admiración intelectual pero no ama al hombre y a pesar de todos los intentos del filósofo ella no acepta sus pedidos. Nieztsche no soporta ser rechazado por ella y junto con las intrigas de su hermana Elizabeth, que no quiere un escándalo, casi enloquecido se aleja de su amada.
Cuando por fin consigue salir de su dolor nace el libro, Así Hablaba Zaratrusta. Es cierto que muchas veces Nietzsche habló muy mal de ella, como todo enamorado no correspondido, pero muchas más veces la elogió como siendo la mujer más bella e inteligente que alguna vez había conocido y hay quien diga que fue la única mujer que el amó.
¿Oh Lou Andreas Salome, quién eras para conquistar al mayor filosofo de todos los tiempos?
Su relación con Paul Ree dura más tiempo, mantienen una amistad por muchos años pero nunca corresponde al amor que Ree siente por ella y en un día de noviembre, en secreto, se compromete en matrimonio con Friedreich Carl Andreas. Paul Ree se siente traicionado y se aleja. Desesperado algún tiempo después, termina con su vida. Su matrimonio con Carl Andreas, 16 años mayor que ella dura 43 años y según muchos, nunca se consumó, pero Andreas la encanta con su sabiduría y su modo de ser, un poco de príncipe persa un poco de campesino. Este matrimonio no cambia en nada su modo de ser ni su modo de vida, continua viajando, escribiendo y estudiando. Aprendiendo todo lo que la vida le puede dar y dando a cambio todo lo que ella puede enseñar.
Es en este ir y venir que conoce a los 36 años al poeta Reiner Maria Rilke y algunos nos gusta pensar que fue su gran pasión. Él sólo tiene 21 años y por ella ser tan mayor piensan que su relación con él era algo como la de una madre amante. No lo creo. Lou Andreas Salome no tenía edad, no importaba si era más joven o si era mayor. No era la edad lo que los encantaba.
La relación con Rilke es larga y apasionada y los hermosos Nuevos Poemas nacen de este romance. Lou le enseña un modo de ver diferente en los largos viajes que hacen juntos y esto se reflejará, como todo artista, en sus versos. Es por su influencia que Rilke incluso cambiará su nombre de René para Rainer.
¡¡Ay Lou Andreas Salome robaste el corazón de filósofos, profesores, sabios y poetas!! ¿Quién más falta de tu época?
Faltan varios otros apasionados por ella, pero no he querido nombrarlos a todos, talvez sólo los que a mi me habría gustado conocer.
En 1911 conoce en un congreso al padre del psicoanálisis Sigmund Freíd. Ella ya había escrito sobre sexualidad y le implora para que la haga su discípula. No necesita pedir mucho. A partir de este momento dedica su vida al psicoanálisis y es uno de los miembros preferidos de Freud, en una carta un día en que ella no asiste a las famosas reuniones de los miércoles él le dice que la echó tanto de menos que se quedó mirando fijamente su silla vacía toda la noche. ¿Si esto no es amor, que será?
En la carta póstuma a Lou en 1937 Freud escribe: “Su modestia y discreción eran más que ordinarias. Nunca habló de sus propias obras literarias y poéticas. Claramente sabía donde hay que buscar en la vida los verdaderos valores. Los que estaban mas próximos de ella tuvieron la mas intensa impresión de la autenticidad y de la armonía de su naturaleza y pudieron descubrir con asombro que todas las fragilidades femeninas y tal vez la mayor parte de las fragilidades humanas le eran ajenas o habían sido dominadas por ella en el curso de su vida¨.
Siento no estar de acuerdo en sólo una cosa con el maestro Freud, no creo que mi querida Lou haya dominado las fragilidades femeninas o humanas. Creo que ella supo vivir sabiamente con todas ellas. Disfrutar de cada una de ellas, disfrutar de la vida como ella pensaba y sentía que podía hacerlo. Vivió cada minuto que tuvo tan intensamente como pudo, nunca fue infiel a sus propias creencias, nunca fue infiel a si misma. Siempre le fue fiel a la vida. Lou Andreas Salome era antes que más nada una mujer, humana totalmente humana.
Y los que la amaron, bueno, la amaron locamente ya que ninguno de ellos se apasionó de forma totalmente convencional o de forma totalmente equilibrada ¿y existe alguna pasión equilibrada? Amaron su belleza que con los años en nada cambió, amaron su amor a la vida, amaron si libertad, amaron su inteligencia.
Ahora díganme: ¿No les gustaría ser por algunos minutos Lou Andreas Salome?
Bueno, yo si lo he pensado, y si pudiera escoger sería por lo menos por algunos días Lou Andreas Salome. Quizás escogería ser ella por algunos años sólo para descubrir como con su espíritu libre consiguió conquistar los corazones y mentes de tantos hombres increíbles, como con su belleza y su intelecto, siempre dialogando de igual para igual con los mayores filósofos, poetas y estudiosos de su época, en un tiempo donde sabemos que esto no era así consiguió ser escuchada.
Lou Andreas Salome era una mujer que vivía la vida y esa era su filosofía mayor. Vida es la palabra que mejor la describe, vida que ella vivió más allá de su tiempo.
Cuentan que cualquier hombre que se enamoraba de ella después de nueve meses paría un libro. Ella era una musa, es cierto, pero no una musa pasiva que se satisfacía sólo con inspirar grandes libros y poemas, Lou también producía y mucho de lo que sabemos de ella se debe a lo ella misma nos cuenta.
Nació en San Petesburgo el 12 de febrero de 1861. Única mujer entre cinco hermanos fue educada con todo el lujo de la corte Rusa. Extremamente protegida y mimada por su padre Gustav, consejero del czar que ya tenía 53 años cuando ella nació, aprendió en su juventud a tomar contacto con las corrientes filosóficas y literarias de su época. Desde niña ya era diferente, pelo corto y crespo parecía más un niño. Solitaria e independiente buscando siempre un espacio para su mundo imaginario. En la adolescencia ya demuestra su espíritu crítico con su actitud escéptica frente a la religión, hasta conocer a Hendrick Gillot, su primer amor. Él era 25 años mayor que ella, casado y con hijos. Fue su guía espiritual y profesor. Como irá a ocurrir muchas veces en su vida, Gillot se enamora perdidamente de Lou y le pide que se casen pero ella lo rechaza. Para ella la libertad es más importante, huye, quiere estudiar, se va a Zurich donde estudia Lógica, Metafísica e Historia de las Religiones. Pero su salud es frágil y necesita de un buen clima para sentirse mejor y será en Roma que conocerá a Paul Ree y un poco después a su amigo Friedrich Nietzsche. Pasan horas conversando en encuentros filosóficos y como era de se esperar, ambos se enamoran de ella. Pero moderna como era, les propone vivir juntos, sin sexo, apenas compartiendo la amistad y el amor por los libros. Llamaron a esta trilogía de “santísima trinidad”.
Por Nietzche Lou siente admiración intelectual pero no ama al hombre y a pesar de todos los intentos del filósofo ella no acepta sus pedidos. Nieztsche no soporta ser rechazado por ella y junto con las intrigas de su hermana Elizabeth, que no quiere un escándalo, casi enloquecido se aleja de su amada.
Cuando por fin consigue salir de su dolor nace el libro, Así Hablaba Zaratrusta. Es cierto que muchas veces Nietzsche habló muy mal de ella, como todo enamorado no correspondido, pero muchas más veces la elogió como siendo la mujer más bella e inteligente que alguna vez había conocido y hay quien diga que fue la única mujer que el amó.
¿Oh Lou Andreas Salome, quién eras para conquistar al mayor filosofo de todos los tiempos?
Su relación con Paul Ree dura más tiempo, mantienen una amistad por muchos años pero nunca corresponde al amor que Ree siente por ella y en un día de noviembre, en secreto, se compromete en matrimonio con Friedreich Carl Andreas. Paul Ree se siente traicionado y se aleja. Desesperado algún tiempo después, termina con su vida. Su matrimonio con Carl Andreas, 16 años mayor que ella dura 43 años y según muchos, nunca se consumó, pero Andreas la encanta con su sabiduría y su modo de ser, un poco de príncipe persa un poco de campesino. Este matrimonio no cambia en nada su modo de ser ni su modo de vida, continua viajando, escribiendo y estudiando. Aprendiendo todo lo que la vida le puede dar y dando a cambio todo lo que ella puede enseñar.
Es en este ir y venir que conoce a los 36 años al poeta Reiner Maria Rilke y algunos nos gusta pensar que fue su gran pasión. Él sólo tiene 21 años y por ella ser tan mayor piensan que su relación con él era algo como la de una madre amante. No lo creo. Lou Andreas Salome no tenía edad, no importaba si era más joven o si era mayor. No era la edad lo que los encantaba.
La relación con Rilke es larga y apasionada y los hermosos Nuevos Poemas nacen de este romance. Lou le enseña un modo de ver diferente en los largos viajes que hacen juntos y esto se reflejará, como todo artista, en sus versos. Es por su influencia que Rilke incluso cambiará su nombre de René para Rainer.
¡¡Ay Lou Andreas Salome robaste el corazón de filósofos, profesores, sabios y poetas!! ¿Quién más falta de tu época?
Faltan varios otros apasionados por ella, pero no he querido nombrarlos a todos, talvez sólo los que a mi me habría gustado conocer.
En 1911 conoce en un congreso al padre del psicoanálisis Sigmund Freíd. Ella ya había escrito sobre sexualidad y le implora para que la haga su discípula. No necesita pedir mucho. A partir de este momento dedica su vida al psicoanálisis y es uno de los miembros preferidos de Freud, en una carta un día en que ella no asiste a las famosas reuniones de los miércoles él le dice que la echó tanto de menos que se quedó mirando fijamente su silla vacía toda la noche. ¿Si esto no es amor, que será?
En la carta póstuma a Lou en 1937 Freud escribe: “Su modestia y discreción eran más que ordinarias. Nunca habló de sus propias obras literarias y poéticas. Claramente sabía donde hay que buscar en la vida los verdaderos valores. Los que estaban mas próximos de ella tuvieron la mas intensa impresión de la autenticidad y de la armonía de su naturaleza y pudieron descubrir con asombro que todas las fragilidades femeninas y tal vez la mayor parte de las fragilidades humanas le eran ajenas o habían sido dominadas por ella en el curso de su vida¨.
Siento no estar de acuerdo en sólo una cosa con el maestro Freud, no creo que mi querida Lou haya dominado las fragilidades femeninas o humanas. Creo que ella supo vivir sabiamente con todas ellas. Disfrutar de cada una de ellas, disfrutar de la vida como ella pensaba y sentía que podía hacerlo. Vivió cada minuto que tuvo tan intensamente como pudo, nunca fue infiel a sus propias creencias, nunca fue infiel a si misma. Siempre le fue fiel a la vida. Lou Andreas Salome era antes que más nada una mujer, humana totalmente humana.
Y los que la amaron, bueno, la amaron locamente ya que ninguno de ellos se apasionó de forma totalmente convencional o de forma totalmente equilibrada ¿y existe alguna pasión equilibrada? Amaron su belleza que con los años en nada cambió, amaron su amor a la vida, amaron si libertad, amaron su inteligencia.
Ahora díganme: ¿No les gustaría ser por algunos minutos Lou Andreas Salome?
2 comentarios:
No sólo algunos minutos ¡ay! la vida entera con esas cualidades y al menos uno, uno de sus amores. Ahora entiendo el porqué de sus Así hablaba...
Pero Ud no la envidie, tiene lo que no se remata, ni se liquida "Inteligencia y belleza...¿amores? la luna sabe y no divulga je je je
Saludos estimada
No la envidio mi amiga querida, la admiro, pero como yo no paso de una simple mortal... creo que me bastaria uno
y la luna ya está casi llena!
besos, abrazos y saudades
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