
Tengo entre mis recuerdos algunos momentos donde me veo sentada en el escritorio de mi abuelo. Todavía no sabía leer pero me entretenía jugando a “leer” libros enormes con tapas de cuero rojas y letras doradas.
No me acuerdo como fue que aprendí a leer o a escribir.  Me acuerdo de juntar letras y dibujarlas y así formar palabras que algo significaban, pero lo que si recuerdo bien es la felicidad del día que me regalaron “El tesoro de 
Recuerdo como era divertido Papelucho y como fue triste Platero.  Lloré y reí con Mujercitas, me aventuré por ríos con Tom Sawyer, viaje para mundos enormes y pequeños con Gulliver y un poco después, sufrí de amores leyendo a las hermanas Bronté.
Los libros todavía siguen siendo mis grandes amigos, todavía la experiencia de mi niñez me acompaña y aunque sus páginas no sean tan blancas, sus tapas no sean de cuero y con letras doradas mis libros también tienen su olor, olor a nuevo, olor a viejo, olor a libros.
Hoy en día, juego a leer leyendo y algunas veces hasta escribiendo algunas palabras con un poco más de sentido ya que hoy alcanzo todas las teclas y al hacerlo, recuerdo a mi abuelo y algo que él me decía.
Y todo esto que escribí es sólo para recodar que tenemos memoria, tenemos nuestros recuerdos, pero es en los libros que la memoria de la humanidad está guardada.
Basta abrirlos y encontrar algo así:
“Un libro se hace a partir de un árbol. Es un conjunto de partes planas y flexibles (llamadas todavía "hojas") impresas con signos de pigmentación oscura. Basta echarle un vistazo para oír la voz de otra persona que quizás murió hace miles de años. El autor habla a través de los milenios de modo claro y silencioso dentro de nuestra cabeza, directamente a nosotros. La escritura es quizás el mayor de los inventos humanos, un invento que une personas, ciudadanos de épocas distantes, que nunca se conocieron entre sí. Los libros rompen las ataduras del tiempo, y demuestran que el hombre puede hacer cosas mágicas.”
Cosmos, capitulo 11 La persistencia de la memoria
Porque después de haber leído a Carl Sagan el mundo nunca más será el mismo, será mejor y aunque él no esté más aquí su memoria siempre estará en sus libros.
4 comentarios:
Lendo esse post lembrei de um poema do Quintana:
"Quem faz um poema abre uma janela.
Respira, tu que estás numa cela abafada,
esse ar que entra por ela.
Por isso é que os poemas têm ritmo
- para que possas profundamente respirar.
Quem faz um poema salva um afogado."
Imaginei essa cena que contou. Uma criança no meio de livros e brincando com a máquina de escrever. fazendo palavras como quem brinca com um jogo de montar. Isso é uma poesia por si só.
Lembrei da filha de uma amiga. Ela tem um aninho. Outro dia estávamos passeando com ela e entramos numa livraria. Levamos ela para o local onde tinham livros infantis. Ela ficou agitada. Ria, gritava, queria pegar todos os livros ao memso tempo. Aquilo me pareceu tão simbólico e bonito.
Querida amiga: Qué lindísima descripción de tu entrada en la vida de los libros. ¿por qué será que los amamos tantos? y pensar que hay quien dice que sólo son un montón de papel y tinta. Yo atesoro por ejemplo, el libro que tenían cada uno de mis padres en su velador el día que murieron, es como tenerlo todavía un poco conmigo. Los platos, muebles y otras cosas las regalé todas.
Muito obrigada Henrique
Adorei o poema, tinha que ser dele!!
Mas me emocionei com suas palavras, muito obrigada.
Um beijo
Que bonito Pamela,
No sabes lo que te entiendo no sólo en el amor por lo libros, como también en el guardar algo especial, que sólo tiene valor para nosotros, pero que nos recuerda alguién para siempre.
Un beso amiga
Publicar un comentario