Las palabras o como ellas nos configuran mundos

Me gustan las palabras. Hay palabras que nos hacen cariño y hay otras que nos golpean. Hay palabras que nos abren puertas y hay otras que las cierran. Hay palabras que nos enseñan nuevos caminos y hay palabras nos trancan en laberintos. Hay palabras que construyen y hay palabras que destruyen.

Pero lo que mas me encanta en las palabras es que configuran el mundo en que vivimos. Las palabras, cuando las expresamos, nos traen a la mano el mundo en que queremos vivir y es por eso que me gusta tomar cuidado al usarlas.

Desde hace algunos años practico un ejercicio con las palabras. Al principio era un ejercicio para criar un hábito, por que como todo habito uno necesita de un tiempo para poder adquirirlo.

El ejercicio consiste en no dar por obvias las palabras que escucho. Asi, cuando converso con alguien siempre le pregunto que quiere decir con aquella palabra que está usando y es increíble como muchas veces lo que él o ella quieren decir al usar aquella palabra no tiene nada que ver con lo que yo imaginaba que había dicho.

Otras veces una palabra común, una palabra que se usa en el diario vivir me provoca curiosidad entonces busco su significado, su origen su etimología. Algunas veces me doy cuenta que no quiero seguir usando esta palabra en mi diario vivir por que configura un mundo que no quiero para mi. Ya otras veces me doy cuenta que la palabra que encontré era incluso mas bonita y mas amplia de lo que yo imaginaba y paso a usarla con mas frecuencia.

Me gustan las palabras que me abren las puertas, que me indican los caminos y que me ayudan a construir los mundos en los cuales quiero vivir.

Me gustan las palabras que me hacen cariño y les hacen cariño a los que quiero.

Pero tengo que confesar que también me gustan, y mucho, algunas palabras que no son bien consideradas en la lengua culta. Que le puedo hacer? No para insultar a los otros, apenas para decirlas en los momentos oportunos. Como cuando te pegas en el dedito mas chico del pie.