
Quiero un ingeniero que me hable de puentes y estructuras concretas
O quizás un matemático que me explique el sistema binario y la importancia de los números primos
Puede ser un artista plástico o un cocinero, siempre que se comprometan a no usar el verbo como instrumento
Sirve un contador que me revele los balances y los lances de una planilla
Incluso puede ser un arquitecto o un bombero, no importa si sus temas preferidos son ladrillos, arena y cemento
Un abogado que llegue al clímax al declamar la Ley 3.833, al que aplaudiré de pie.
Menos me importa si es un físico nuclear o un astronauta, que en vez de mostrarme la poesía de las estrellas las enumere y describa según su fecha de muerte o nacimiento.
Puede incluso ser un medico o un director de orquesta y en el peor de los casos un senador, alcalde o diputado.
Todo ellos, menos esos que cantan y encantan en versos.
Y cuando ya no pueda vivir sin poesía, la buscaré en números, cemento, en letras escondidas o en el recuerdo.
Sólo no quiero más en mi vida,
Aquellos que cantan y encantan con su poesía
4 comentarios:
Vaya poema este. Vaya gusto por los disgustos...buscar otras lenguas que rodeen palabras sin sentido, sin el artilugio de las promesas que alcanzan estrellas y solo son promesas...¿acaso no vivimos de promesas y esperanzas? ¿acaso no es la lengua el brazo húmedo de palabras que todo los alcanza y distorsiona? Bueno es alcanzarlo todo, menos alcanzar la felicidad que es lo único que no tenemos y siempre soñamos alcanzar... Si alcanzamos la felicidad, qué nos queda para después bellísima poeta?
Todos (o algunos como dice otra poeta) cargamos con nuestros fantasmas, como también con las esperanzas y promesas por cumplir, valga en ello la vida.
Recién hoy leo este comentario querido amigo, y aunque salga como "anónimo"creo reconocer las letras.
Qué nos queda después de alcanzar la felicidad? Bueno, conservarla me imagino.
Abrazos
despiadado 2
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